Ubicado en la carretera A-6177 (vía principal que conecta Andújar con la Real Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza y el Parque Natural Sierra de Andújar) a 2,5 kilómetros del Centro de Visitantes que encontramos una vez se llega a las Viñas de Peñallana (kilometro 13 de Ctra. A-6177). [+ info]
Ubicado en la carretera A-6177 (vía principal que conecta Andújar con la Real Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza y el Parque Natural Sierra de Andújar) a 2,5 kilómetros del Centro de Visitantes que encontramos una vez se llega a las Viñas de Peñallana (kilometro 13 de Ctra. A-6177).
A través de un mirador de piedra y barandas de madera podemos asomarnos a modo de balcón para contemplar una maravillosa panorámica del Barranco Valdeinfierno y del Valle del Jándula desde el que podemos ver un paisaje caracterizado, geológicamente, por una formación rocosa de granito llamada Castellón de San Miguel con una altitud de unos 629 metros. Además desde aquí podemos apreciar el popularmente conocido como Cerro del Cabezo coronado por la Real Basílica.
La vegetación que rodea al enclave y que podemos ver es característica del bosque mediterráneo y del Parque Natural Sierra de Andújar, con abundancia de encinares, lentiscales, quejigales o coscojales.
Este mirador se encuentra junto a un grupo escultórico realizando en piedra en el que observamos a un hombre mayor acompañado de un niño, este le indica al niño hacia donde debe de mirar para ver el Santuario desde ese punto y que lo agarra de la mano. La escultura se encuentra elevada por un promontorio que la hace visible.
El Mirador del Peregrino se encuentra en el término municipal de Andújar, en el Parque Natural de la Sierra de Andújar, provincia de Jaén.
Nos encontramos en la cabecera del Arroyo de Valdeinfierno, junto a la estatua del peregrino que da nombre a este mirador. Desde aquí observamos una magnífica panorámica, en la que destaca una sucesión de lomas cubiertas de espesa vegetación, a cuyo oscuro color, debe esta sierra el nombre de Sierra Morena.
Al fondo encontramos el Valle del Jándula y la Solana de la Virgen, en la cual se yergue imponente el Santuario de la Virgen de la Cabeza. A menudo este paraje se encuentra inmerso en una profunda niebla, provocada por la inversión térmica que se produce en los fondos del valle, que imprime al paisaje un aire místico.
Más próximo a nosotros se encuentra el paraje de Valdeinfierno, cubierto por pinos piñoneros, que son fruto de las repoblaciones forestales efectuadas entre 1940 y 1970. A nuestra derecha, encontramos el Castellón de San Miguel, un magnífico ejemplo del relieve granítico, en el que los fracturados bloques de granito, también conocidos como bolos o berruecos, asemejan los sillares y almenas de una fortaleza.
Merece la pena detenerse un poco más en este mirador, e intentar escuchar los sonidos de la variada fauna que puebla estos montes. A lo largo del año, el paisaje sonoro va cambiando: en las soleadas mañanas de invierno escucharemos a la perdiz roja, al críalo y al pito real. En primavera se sumarán a este coro un sin fin de aves forestales, como pinzones, herrerillos y currucas.
Ya próximo al verano escucharemos los silbidos del abejaruco o el reclamo de la oropéndola. A comienzos del otoño la berrea del ciervo inundará la sierra, y en los últimos días de diciembre, tal vez tengamos la suerte de escuchar en la lejanía, el ronco maullido del lince ibérico.