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Hay que rendir homenaje a este gran loco que empeñó su vida y su fortuna para hacer realidad esta galería en 1843. Columnas acanaladas, balaustradas caladas y querubines con antorchas crean un ambiente onírico, un tanto kitsch, que fascinó a los surrealistas y fue elegida por Jacques Demy en 1961 para rodar su película Lola.