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Estación de Tablada

PASEOS TEMÁTICOS POR GUADARRAMA

Te invitamos a conocer un poco más la Sierra de Guadarrama, completando la práctica del senderismo con unas notas de interpretación sobre los recursos naturales, detalles históricos y otras curiosidades de nuestro territorio.
De los numerosos caminos que surcan nuestro municipio, se han señalizado y elegido estas rutas que incorporan pequeños elementos de interpretación. 1000 metros de desnivel permiten descubrir cada uno de los pisos bioclimáticos de la Sierra, desde las cumbres a las dehesas.
Te animamos a recorrerlos todos porque andando es como mejor camino se hace en nuestro empeño e interés compartido por la conservación y respeto a la naturaleza que nos rodea

ESTACIÓN DE TABLADA
La colonia de Tablada es un asentamiento tan antiguo que ya en la Edad Media aparece mencionado en distintos textos por la existencia de una venta en este lugar. La venta daba servicio a los viajeros cuando cruzaban la Sierra de Guadarrama por el paso que, en su origen, fue nombrado por los Omeyas como Balat Humayd, con referencias escritas del año 838. En el año 1072 este paso aparece citado en documentos de Alfonso X el Sabio como Valathomé tomando posteriormente el nombre de Tablada.

Desde este punto el camino seguía hacia el Collado de la Sevillana cruzando por él la Sierra. Fue este el recorrido que describe el Arcipreste de Hita en el Libro del Buen Amor, y que según sus propias palabras casi le cuesta la vida, perdido y pasando mucho frío. Conociendo hoy en día este paisaje se puede comprender la gran dificultad del camino, de la que ha quedado testimonio en otros muchos
escritos. Poetas del siglo de Oro como Lope de Vega, Pedro Soto de Rojas o Luis de Góngora recuerdan en sus versos la dureza de este paso.

En el siglo XVIII, el Marqués de la Ensenada abrió el actual Puerto de Guadarrama para mejorar las comunicaciones comerciales entre las dos Castillas. El paso de Tablada quedó para uso de transportes locales, vecinos, etc. La obra del Marqués de La Ensenada mejoró sin duda, como era su objetivo, las comunicaciones, pero las condiciones climáticas que impone la montaña siguieron haciendo del camino una dura batalla. En 1808 las tropas de Napoleón pasaron por este puerto en uno de sus movimientos hacia el norte.

A mediados del siglo XIX se empiezan a abrir, cercanos a Tablada y hacia Guadarrama, una serie de sanatorios para diferentes dolencias, aunque principalmente para enfermos de tuberculosis. Guadarrama llegó a contar con 5 sanatorios. También es el momento en que se inicia la construcción de chalets u hotelitos, como se denominaban entonces en la sierra, buscando un espacio de salud y descanso.

La apertura de la línea de ferrocarril Villalba-Segovia (1889), inaugura el apeadero de Tablada, queriendo mejorar el acceso a los sanatorios, e impulsó de manera definitiva la construcción de viviendas familiares cercanas a la estación. Hoy sería inconcebible realizar una estación en este lugar, al igual que la de Gudillos en la otra vertiente de la sierra, en estos pequeños núcleos de población, pero en los albores del siglo XX los principios de rentabilidad económica no primaban tanto como en la actualidad.
El edificio de la Estación es de principios del siglo XX, de estilo neomudéjar, con dos alturas, cubierto de teja plana sobre techumbre de madera. Con posteriores remodelaciones, de la obra inicial sólo quedan la sala de espera y el tejado. La mayoría de los edificios asociados a la estación, la subestación eléctrica, las viviendas para agentes de la subestación o para el guarda-agujas, son también de esa época.

EL VALOR DE LA SIERRA
En esta época de finales del siglo XIX principios del siglo XX, surgió un nuevo pensamiento propiciado principalmente por la Institución Libre de Enseñanza, con Francisco Giner de los Ríos al frente, que tras contemplar un atardecer de otoño desde lo alto de la Sierra, en 1872 escribió:
“No recuerdo haber sentido nunca una impresión de recogimiento más profunda, más grande, más solemne, más verdaderamente religiosa”.

El mundo intelectual se abre a una nueva visión de la Sierra, y con ello un nuevo sentir hacia su paisaje que caló hondo en escritores como Pío Baroja en su obra “Caminos de Perfección”, Antonio Machado en su obra “Campos de Castilla”, Enrique de Mesa, Juan Ramón Jimenez, José Ortega y Gasset, Vicente Alexandre, Leopoldo Panero, Luis Rosales…


SANATORIOS DE TABLADA

Fueron tres, uno público, que no se llegó a abrir y dos privados. El que se encuentra enfrente del desvío a la Estación se inauguró
a principios de la década de 1950. A su lado, el sanatorio público cuyas obras se iniciaron antes de la Guerra Civil y fue prácticamente destruido en la contienda. Fue reconstruido por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones, organismo creado en 1938 con la finalidad de dirigir los proyectos de reconstrucción de viviendas, monumentos artísticos e infraestructuras afectadas por la guerra. Para entonces el descubrimiento de la estreptomicina y su uso como medicamento ante la tuberculosis, redujo tanto el número de enfermos que muchos sanatorios dejaron de ser necesarios. Aunque el público no llegó a abrir, otro de los privados estuvo en funcionamiento hasta finales de la década de 1970.

Camilo José Cela, enfermó de tuberculosis con 18 años, estuvo internado en el Real Sanatorio de Guadarrama entre 1931 y 1932, tal y como relata en sus memorias. Su vivencia se refleja a lo largo de toda su producción literaria. Es común en muchas de sus obras encontrar referencias a la enfermedad o incluso encontrar personajes que la padecen. Ya en su primeras memorias “La Rosa” (1959) cuenta su experiencia: “La muerte es una abdicación. Agarrémonos pues a la vida como a un clavo ardiendo. No se debe morir a los 20 sino a los 100 años”. Aprovecha su hospitalización, con un tratamiento de toma de aire puro, obligado reposo y mucha comida, para leer: “Cuando termina con Ortega, nuestro joven devora la colección completa de Rivadeneyra: setenta tomos”. Sólo esto puede hacer una idea de la importancia que se daba al reposo en el proceso de tratamiento de la tuberculosis. En “Memorias entendimientos y voluntades” (1993) escribe con su peculiar mezcla de humor y drama:

“me puse enfermo de cierto cuidado, ya se sabe, tuberculosis pulmonar, y mis padres me llevaron al Real Sanatorio de Guadarrama […]
cuando la primera noche apagué la luz, envuelto en el silencio, la soledad y la tristeza, me eché a llorar. […] El médico residente creo recordar que era el doctor Vizcaino, que cuando bajaba a Cercedilla volvía dando traspiés, y echándole la culpa al queso…”

Pero sobre todo es en su obra “Pabellón de reposo” (1943) en la que, a través de reflexiones y diálogos entre los enfermos, hace un relato de lo que suponía en esos años la enfermedad, desde la crudeza de conocerla a fondo como experiencia vivida y a la vez con la clarividencia de haber sido capaz de superarla:

“ - Pues que la felicidad es más fácil de conseguir de lo que parece.
- ¿Y tú has sido feliz alguna vez?
- No; jamás. Pero no desconfío en serlo todavía”


Desde este punto se inicia la ruta: Arcipreste de Hita. Guadarrama en letras.


Escritores, poetas, viajeros, literatos, gentes de letras…, desde la Edad Media a la actualidad han plasmado la Sierra de Guadarrama con su pluma describiéndola y dándola a conocer. Este sendero te invita a dejarte llevar por las palabras que te muestran parte de ese paisaje tantas veces descrito, querido, temido y admirado.
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1000 m
5000 ft
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