Desde el año 1621, monjas Cistercienses habitan esta abadía, fundada por el obispo don Pedro Manso de Zúñiga. Edificio clasicista. La Iglesia es de tamaño medio, en forma de cruz latina. Sobre un alto pedestal de mármol negro reposa un ancho sepulcro de alabastro con tres estatuas yacentes: el fundador y sus dos sobrinos, esculpidas hacia el año 1620. Bellos ejemplos de escultura romanista. [+ info]
Desde el año 1621, monjas Cistercienses habitan esta abadía, fundada por el obispo don Pedro Manso de Zúñiga. Edificio clasicista. La Iglesia es de tamaño medio, en forma de cruz latina. Sobre un alto pedestal de mármol negro reposa un ancho sepulcro de alabastro con tres estatuas yacentes: el fundador y sus dos sobrinos, esculpidas hacia el año 1620. Bellos ejemplos de escultura romanista.
El retablo mayor, con un estilo barroco, de mediados del siglo XVIII, de madera policromada y dorada. En la hornacina central se sitúa la imagen de Nuestra Señora de la Anunciación. El coro bajo situado a los pies de la iglesia ha servido de cementerio hasta 1960, donde reposan más de 200 monjas. Anexo a la iglesia está el claustro del siglo XVII destacando por su austeridad, en línea con la espiritualidad cisterciense.
Este monasterio estuvo a punto de desaparecer a mediados del siglo XX; pero gracias a la decisión y entereza de la madre abadesa en el año 1964 se inauguró el Hostal Santa Teresita, única fuente de ingresos con la que se mantiene esta congregación.