La iglesia de Santa María la Real de Sangüesa, declarada Monumento Nacional en 1889, despliega una magnífica portada, auténtico retablo en piedra, considerada como una de las obras cumbre del románico en España. En ella se representa el Juicio Final. [+ info]
La iglesia de Santa María la Real de Sangüesa, declarada Monumento Nacional en 1889, despliega una magnífica portada, auténtico retablo en piedra, considerada como una de las obras cumbre del románico en España. En ella se representa el Juicio Final.
De línea esbelta y medianas proporciones, fue construida entre los siglos XII y XIV y su estilo corresponde a la transición del románico al gótico. Presenta tres naves con crucero y torre octogonal, y su interior nos sorprenderá con otros atractivos como el retablo mayor, de estilo plateresco y una rica custodia procesional gótica.
Tras cruzar el férreo puente sobre el río Aragón, Santa María la Real de Sangüesa nos da la bienvenida a esta localidad de la Zona Media occidental de Navarra, ya cerca del límite con Aragón.
Se erigió en siglo XII, en uno de los extremos de la rúa Mayor, por orden de Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón. Iglesia de medianas proporciones, este bello ejemplo del arte románico ha tenido a lo largo de la historia no sólo fines litúrgicos, sino también función defensiva, especialmente durante las guerras civiles del siglo XIX.
Restaurada durante la primera mitad del siglo XX, presenta cabecera románica de tres ábsides, que corresponden a la primera mitad del siglo XII, mientras que a finales de esta centuria y siglos siguientes se edificaron las naves, la portada sur y la torre gótica octogonal.
Aunque el edificio en su conjunto es de una gran belleza, el mayor mérito artístico corresponde a la portada. Un repaso tranquilo de los dos cuerpos le revelará la mano de dos maestros: Leodegarius, maestro francés de finales del siglo XII, que se encarga de la parte inferior, y el maestro de San Juan de la Peña, de finales del XIII, que se encargó de la superior.