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En la antigüedad era uno de los monumentos más fastuosos de Roma. El pórtico original fue erigido en el siglo II a.C. por Cecilio Metelo, quien triunfó en la campaña macedónica. Luego fue reconstruido por Augusto quien lo dedicó a su hermana Octavia y que, en su interior, estableció dos bibliotecas públicas y una sala donde se reunía el Senado. El pórtico fue entonces nuevamente modificado por Septimio Severo (193-211).